jueves, 3 de marzo de 2011

El libro no es un trabajo de arte


Releyendo el magnífico texto de Beatrice Warde, «La copa de cristal» (1930), sobre el carácter transparente que ha de tener la tipografía, hoy me llama la atención este párrafo:
«Nosotros podemos decir, por lo tanto, que la imprenta puede ser deliciosa por varias razones, pero, y esto es importante, lo primero y principal es su carácter práctico. Es por esto que es erróneo llamar a cualquier impreso un trabajo de arte, especialmente bella arte: porque esto puede implicar que su propósito principal es existir como una expresión de la belleza por si sola y para el deleite de los sentidos. La caligrafía puede considerarse una bella arte hoy en día, porque su primario propósito económico y educativo ha quedado obsoleto; pero la imprenta en Inglaterra no puede calificarse como arte hasta que el presente idioma inglés deje de servir de vehículo de las ideas para futuras generaciones y hasta que la imprenta misma sea superada por algún todavía inimaginable sucesor».
Ayer en el diario «El País» se publicó una entrevista con el escultor Jaume Plensa en la que afirma que «El arte no sirve para nada, por eso es tan poderoso y tan necesario».
En ambos casos se destaca el carácter no práctico del arte, y con ello la señora Warde elimina todo el carácter artístico de «cualquier impreso», ya que «lo primero y principal es su carácter práctico».

P.S.: Otra cosa que me llama la atención es el final del párrafo, «hasta que la imprenta misma sea superada por algún todavía inimaginable sucesor». ¿será internet y la era digital? ¿serán los e-book, e-magazines? Creo, espero, que no.

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